Herr von Clausewitz y Santiago Matamoros
La escenografía de una guerra explica algo de lo que está pasando, mientras esperamos la crónica de la mayor manifestación de todos los tiempos, el prólogo de la madre de todas las batallas. La guerra es la clave. Una manifestación es un desfile: éstas son nuestras fuerzas, vamos a por vosotros. Como diría Herr von Clausewitz: “Al hablar de destrucción de fuerzas enemigas hemos de observar que nada nos obliga a limitar este concepto simplemente a las fuerzas físicas, sino que, por el contrario, deben comprenderse en ellas, necesariamente, las morales, pues que ambas se penetran hasta en sus más pequeñas partes, y por tanto, son en absoluto inseparables”.
Herr von Clausewitz legó a la humanidad un aburridísimo y citadísimo tratado sobre la guerra, donde destaca esta certera frase: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas con otros medios". A la que el timonel Mao TseTung añadió algo de eco, emulando a Sun Tzu: “La política es una guerra sin efusión de sangre; la guerra una política con efusión de sangre”.
El Estado Mayor de esta belicosa política se encuentra en el búnker de Génova, en el de El Mundo, en el de la COPE, en las trincheras de la AVT y de toda la galaxia neocon que se ha conjurado para una nueva reconquista al viejo grito de “Santiago-y-cierra-España”. Un búnker con poderosos links transatlánticos: el espíritu guerrero de la era Bush, los sueños imperialistas, el combate del bien contra el mal, el Dios de los ejércitos...
La guerra les cegó y les llevó a perder el poder. Un acto de guerra (mañana se celebra el aniversario…) lo trastocó todo y ésa es la clave profunda de lo que está pasando y de lo que va a pasar. Piensan como si estuviesen en guerra: banderas, himnos, desfiles, arengas, odio al enemigo… Empujan hacia la guerra con todas sus fuerzas. Y continuaremos la guerra hasta las urnas. Y si el resultado no les satisface, más allá. Porque la partida es a todo o nada.
Una última cita que tomamos prestada de Herr von Clausewitz nos devuelve tal vez algo de esperanza: “Incurriríamos en gran equivocación si pretendiéramos sacar la consecuencia de que la embestida ciega llevará siempre la victoria sobre la comedida habilidad. La torpe acometida contribuiría a la destrucción de las fuerzas propias y no de las contrarias..."
Herr von Clausewitz legó a la humanidad un aburridísimo y citadísimo tratado sobre la guerra, donde destaca esta certera frase: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas con otros medios". A la que el timonel Mao TseTung añadió algo de eco, emulando a Sun Tzu: “La política es una guerra sin efusión de sangre; la guerra una política con efusión de sangre”.
El Estado Mayor de esta belicosa política se encuentra en el búnker de Génova, en el de El Mundo, en el de la COPE, en las trincheras de la AVT y de toda la galaxia neocon que se ha conjurado para una nueva reconquista al viejo grito de “Santiago-y-cierra-España”. Un búnker con poderosos links transatlánticos: el espíritu guerrero de la era Bush, los sueños imperialistas, el combate del bien contra el mal, el Dios de los ejércitos...
La guerra les cegó y les llevó a perder el poder. Un acto de guerra (mañana se celebra el aniversario…) lo trastocó todo y ésa es la clave profunda de lo que está pasando y de lo que va a pasar. Piensan como si estuviesen en guerra: banderas, himnos, desfiles, arengas, odio al enemigo… Empujan hacia la guerra con todas sus fuerzas. Y continuaremos la guerra hasta las urnas. Y si el resultado no les satisface, más allá. Porque la partida es a todo o nada.
Una última cita que tomamos prestada de Herr von Clausewitz nos devuelve tal vez algo de esperanza: “Incurriríamos en gran equivocación si pretendiéramos sacar la consecuencia de que la embestida ciega llevará siempre la victoria sobre la comedida habilidad. La torpe acometida contribuiría a la destrucción de las fuerzas propias y no de las contrarias..."
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