El espejo irlandés

Fue la hora de los valientes y dejaron a ZP (valiente, algo quijotesco, solitario, mal informado… y estos días en un delicado fuera de juego) solo ante el peligro. La izquierda abertzale no se atrevió a condenar el terrorismo y la violencia por dos grandes razones. La primera, porque Batasuna y todo ese complejo entramado de organizaciones no es otra cosa que la fachada de un sistema político-terrorista, bastante militarizado y con la lógica típica de cualquier estado de guerra, en el que ETA se encuentra en la cúpula de mando, en el estado mayor: de ahí surgen las órdenes. Y las bombas, que pillan desprevenidos incluso a los dirigentes abertzales, probablemente tan mal informados como el gobierno sobre las intenciones de ETA. La segunda, porque quien tiene las pistolas cuenta con un eficaz medio para mantener prietas las filas: quien se desmarque y condene el terrorismo puede acabar en cualquier cuneta con dos tiros por traición, algo que seguro que convence a los más tibios.

Corre por ahí un tam-tam que anuncia un regalo de Reyes, un remake de Anoeta 1: Otegi tomará el micro y con su lenguaje denso, lleno de circunloquios, de palabras cuidadosamente elegidas, de oscuras expresiones, intentará resituar el proceso que aún no dan por dinamitado. Procurando, por supuesto, no incomodar a sus jefes, los de las pistolas. Un proceso más necesario que nunca, por supuesto, sobre todo de cara a los procesos judiciales que les esperan y al desierto político que deberán cruzar en los próximos años.

Lo de la T4 de Barajas fue sólo un accidente, por supuesto. Se trataba de mandar un toque de atención al gobierno. Tal vez los miembros del comando fueron un poco brutos y se les fue la mano, hubieran bastado un par de quilitos de dinamita, pero los muy salvajes se olvidaron los 498 quilos restantes en la furgoneta y estalló todo, con la desgracia añadida de esos dos ecuatorianos durmiendo en el aparcamiento, qué irresponsabilidad, cuando la diligente banda terrorista ya había mandado un par de avisos para desalojarlo, porque realmente sólo tenía intención de felicitar a la ciudadanía, de forma sonora, el año nuevo y de este modo encauzar el proceso de paz… Además, la banda no dio por terminada ni liquidada la tregua formalmente: por supuesto, el bombazo de Barajas no es un mensaje de fin de tregua, ni mucho menos, es sólo una advertencia. ¿Tenemos que esperar a que nos manden el comunicado por correo certificado y con acuse de recibo? Sin olvidar que contamos siempre con nuestro reflejo en el idílico y ejemplar (¿?) modelo irlandés y debemos recordar aquel espectacular atentado en la City londinense, para obligar al gobierno británico a mover ficha, en el que "sólo" murieron dos personas, por accidente, por supuesto.

Con lo que llegamos al final del recorrido: ETA hizo mayores esfuerzos por la paz que el gobierno. Bonita tesis, sí, señor, a la que se apuntan no pocos, desgraciadamente. Incluso ERC. Y que conduce, por una vía distinta a la que transitan el PP y su coro mediático, a la misma y espectacular conclusión: la culpa fue del gobierno, que no movió ficha.

Esto ha terminado aquí, de este modo. Abandonemos aquí toda esperanza, por mucho tiempo.

El gobierno y su (nuestro) presidente han sido humillados por la banda terrorista y acorralados por una oposición brutal, desleal, hipócrita, conspiradora… pero que, guste o no, representa algo así como a una tercera parte del país. La mitad no, ni mucho menos, aunque ellos lo proclamen y en el fondo les encante el peligroso paralelismo: éste ya no es un país partido por la mitad… Aunque hay días que lo parece, no nos dejemos engañar tan fácilmente. Sin esa tercera parte de los electores/ciudadanos, liderada y manipulada por un puñado de talibanes, es evidente que no hay recorrido posible.

Aparecen, pues, varias lecciones que deberemos aprender en los próximos años. Porque los puentes están rotos por mucho tiempo. Y porque antes habrá que pasar por las urnas para recomponer algo esencial: la voluntad popular, que debe expresarse de forma clara y contundente. No en autonómicas y municipales, porque cada cosa tiene su momento, sino donde corresponde: en unas elecciones generales. Cierto que su convocatoria es un clamor interesado en los medios de la derecha (incluso en los moderados y sensatos, que han llegado a ser excepción), porque entienden que ahora les puede beneficiar. Como es cierto también que al gobierno lo que le conviene ahora es ganar tiempo y recuperar la iniciativa, algo difícil pero no imposible, porque cuenta con el aliento de buena parte de la sociedad, de una notable mayoría, sólida sí, aunque no monolítica... Todo esto conduce tarde o temprano a unas elecciones. No es preciso adelantarlas a pasado mañana, no son tan urgentes, pero el camino está cerrado y sellado hasta que se convoquen. Sólo entonces se podrá empezar otro proceso de paz, muy distinto a éste.

Mientras tanto, nos esperan tiempos duros. La esperanza ha mutado en tristeza. Y va para largo...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Por qué el proceso está roto? Yo creo que no es una ruptura en toda regla y que se seguirá en lugares más discretos. Pero si Batasuna no se impone, y sigue siendo ETA la que manda (cosa lógica por otra parte, ellos tienen la fuerza de las armas), mil veces una que se inicie el proceso, tendrá el mismo resultado.

JR&OC dijo...

Todos los gobiernos han "dialogado" de una u otra manera con ETA, de eso no tengamos ninguna duda, incluso en los peores momentos... Pero veo inviables estos contactos durante mucho tiempo. Por muchas razones, entre las que destaco una: el carácter humillante del momento escogido no deja margen de maniobra a ZP. Salvo que se arroje de cabeza al abismo... Y comparto contigo tu reflexión final: hasta que en el mundo aberzale no surjan políticos que no sean vasallos o portavoces de ETA, no vale la pena sentarse a hablar con ellos de nada...

Javier Úbeda Fernández dijo...

Buen análisis Joan. Estoy de acuerdo: la normalización de la vida política no llegará hasta que se convoquen unas nuevas elecciones. Es necesario que el gobierno revalide la confianza de los electores, o si así fuera, que la pierda. Entre tanto, todo lo que haga será cuestionado.

JR&OC dijo...

Amigo Javier: no hay que precipitarse en convocar elecciones. O acaso un referéndum, ¿por qué no? Pero esto se encuentra en nuestro horizonte a medio plazo, no sé exactamente cuándo. Habrá que recurrir al mandato popular para desbloquear la cuestión y tomar un camino de indudable trascendencia histórica.

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