Todo por la patria, patria incluida

La conjura derechista-judicial-periodística ha obtenido una pequeña victoria. Podrá, si "sus" jueces se portan como Dios manda, podar el Estatut de Cataluña y dejarlo limpio como una patena, expurgado de excrecencias anticonstitucionales. Si el Gobierno decide pedir al magistrado recusado que dimita para poder sustituirlo y reequilibrar bloques, le van a acusar de dar un golpe de mano y destruir la credibilidad del Constitucional. De hecho, ya están realizando esta acusación preventiva, un ejemplo más de la admirable coordinación que hay tras toda la estrategia de esta batalla, madre de todas las batallas. No una batalla por el alma de España, no, una simple y cruda batalla por el poder, por todo el poder.

Primero intentaron destruir de un solo golpe al Gobierno, la policía y los jueces con el inmenso embrollo del 11-M. Luego fueron el Estatut y los papeles de Salamanca. Finalmente, la rendición ante ETA. Todo agitado y mezclado para aterrorizar a sus votantes, sin escrúpulos. Y sin marcha atrás, grave problema. Al contrario, saltando con entusiasmo cualquier barrera, dando pasos hacia el abismo. Algunos simbólicos, como el infantil intento de apoderarse del himno, más "suyo" que de nadie. Y otros que son potentes cargas de profundidad en lo más hondo del sistema: el secuestro de la Constitución. "Su" Constitución. Primero, verbal, cuando la utilizaban como arma arrojadiza ("patriotismo constitucional") para lapidar al contrario. Ahora, judicial, imponiendo el control sobre sus guardianes.

Queda poco para que acaben dinamitando los pilares del Estado, del pacto más o menos explícito e implícito que se tradujo en el actual texto constitucional. Estamos entrando en el terreno más peligroso, llegando a las últimas fronteras. Cuando consigan el poder en España ya no habrá España, al menos no en el sentido actual. Brillante servicio a la patria, sin duda. Todo por la patria, patria incluida.

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