¡Viva Chile, mierda!
En 1978, Quilo (Aquiles) Martínez, mi viejo amigo chileno y maestro, subdirector que fue de un periódico de Valparaíso (¿El Sol?, no me acuerdo…), publicó un libro de poemas: "Los generales latinoamericanos han muerto". El título llevaba signos de exclamación/admiración. Yo era un adolescente de 16 años con la cara cubierta de pústulas de acné, poeta en ciernes, soñador, amante sin amor ni amiga. Descubrí a Neruda antes que a Quilo, y con Neruda llegué a él. Fue mi primer maestro de periodismo. Por Neruda amé a Chile, con Quilo lo conocí más de cerca…
Años después sigo amando esa patria que nunca conocí. La patria de la poesía, de la cándida adolescencia. Algunos sábados por la tarde iba en tren de Terrassa a Sabadell, donde se cocían (para mí) extrañas reuniones de "Cristianos para el socialismo", proyectos de revistas que nunca pasaron del número cero o uno, recitales de poesía, actos de protesta…
Mañana, 11 de diciembre, Quilo leerá en los diarios, por fin, el titular soñado. Pinochet ha muerto. Esta noche brindaré con cava catalán, por el pequeño y viejo país mediterráneo que acogió a mi viejo amigo y maestro. Hace tantos años que nos perdimos el rastro...
Brindaré por él, por Quilo, por sus lecciones de vida, de periodismo, de literatura. Por aquel primer 11-S. Por Chile (¡Viva Chile, mierda!). Por los 20 poemas y por el Canto General y por el nixonicidio. Por el jardín de invierno. Y por aquel poeta de 17 años que, pese a todo, ahora me doy cuenta, nunca renunció a su sueño: pero sólo cuando alcanzó la fría frontera de la muerte, hace ahora más de un año, supo que no lo había perdido. Lloraré de alegría y de pena por aquel joven poeta, por Quilo, por los chilenos perdidos en el París de los ochenta. Por Isla Negra. Por Neruda.
En el Hades a Pinochet le esperan ya sus muertos.
(Desde el principio
las tinieblas cubrieron
la historia de la Patria…
…hubo odio y tortura.)
… Asesinó estudiantes
y vio que era bueno.
Ultrajó a las obreras
y vio que era bueno.
Arrancó de raíz árboles inmaduros (…)
Encarceló campesinos
y vio que era bueno.
Aplicó electricidad en el cuerpo de los hombres
y vio que era bueno,
muy bueno.
Al tercer día dijo:
"Prohíbese la circulación de prensa opositora"
y clausuró diarios
destruyó editoriales
dinamitó plantas tranmisoras
se adueñó de los canales de televisión
y dejó al margen de la ley
las máquinas de escribir
y las cámaras fotográficas.
Y vio que era bueno.
Dijo entonces:
"hagamos a los hombes
a nuestra imagen y semejanza":
y quemó los programas escolares
fusiló profesores
clausuró universidades
incendió bibliotecas
cortó cuerdas de guitarra
y acalló con la muerte la voz de los poetas.
prohibió la verdad.
controló la enseñanza.
Y vio que todo esto era bueno,
muy bueno.
(...)
(De "¡Los generales latinoamericanos han muerto!", por Quilo Martínez, sin pie de imprenta, editado en Cataluña-España, con el patrocinio de Agermanament y Lliga pels Drets dels Pobles, 1978)
A veces pasan años sin que te acuerdes de una persona. De repente, algo vibra dentro de ti. "Pinochet ha muerto", decían los avances informativos ayer por la tarde. Entonces, desde lo más profundo de mi alma surgió su nombre. Quilo Martínez. Y busqué su libro: mis manos fueron directamente hacia la estantería donde se encontraba, entre un montón de libros que hace años que ni siquiera he tocado. Lo encontré a la primera. Y hoy encontré en internet algunos rastros del hombre, del poeta, del maestro, del periodista Quilo Martínez.
Años después sigo amando esa patria que nunca conocí. La patria de la poesía, de la cándida adolescencia. Algunos sábados por la tarde iba en tren de Terrassa a Sabadell, donde se cocían (para mí) extrañas reuniones de "Cristianos para el socialismo", proyectos de revistas que nunca pasaron del número cero o uno, recitales de poesía, actos de protesta…
Mañana, 11 de diciembre, Quilo leerá en los diarios, por fin, el titular soñado. Pinochet ha muerto. Esta noche brindaré con cava catalán, por el pequeño y viejo país mediterráneo que acogió a mi viejo amigo y maestro. Hace tantos años que nos perdimos el rastro...
Brindaré por él, por Quilo, por sus lecciones de vida, de periodismo, de literatura. Por aquel primer 11-S. Por Chile (¡Viva Chile, mierda!). Por los 20 poemas y por el Canto General y por el nixonicidio. Por el jardín de invierno. Y por aquel poeta de 17 años que, pese a todo, ahora me doy cuenta, nunca renunció a su sueño: pero sólo cuando alcanzó la fría frontera de la muerte, hace ahora más de un año, supo que no lo había perdido. Lloraré de alegría y de pena por aquel joven poeta, por Quilo, por los chilenos perdidos en el París de los ochenta. Por Isla Negra. Por Neruda.
En el Hades a Pinochet le esperan ya sus muertos.
(Desde el principio
las tinieblas cubrieron
la historia de la Patria…
…hubo odio y tortura.)
… Asesinó estudiantes
y vio que era bueno.
Ultrajó a las obreras
y vio que era bueno.
Arrancó de raíz árboles inmaduros (…)
Encarceló campesinos
y vio que era bueno.
Aplicó electricidad en el cuerpo de los hombres
y vio que era bueno,
muy bueno.
Al tercer día dijo:
"Prohíbese la circulación de prensa opositora"
y clausuró diarios
destruyó editoriales
dinamitó plantas tranmisoras
se adueñó de los canales de televisión
y dejó al margen de la ley
las máquinas de escribir
y las cámaras fotográficas.
Y vio que era bueno.
Dijo entonces:
"hagamos a los hombes
a nuestra imagen y semejanza":
y quemó los programas escolares
fusiló profesores
clausuró universidades
incendió bibliotecas
cortó cuerdas de guitarra
y acalló con la muerte la voz de los poetas.
prohibió la verdad.
controló la enseñanza.
Y vio que todo esto era bueno,
muy bueno.
(...)
(De "¡Los generales latinoamericanos han muerto!", por Quilo Martínez, sin pie de imprenta, editado en Cataluña-España, con el patrocinio de Agermanament y Lliga pels Drets dels Pobles, 1978)
A veces pasan años sin que te acuerdes de una persona. De repente, algo vibra dentro de ti. "Pinochet ha muerto", decían los avances informativos ayer por la tarde. Entonces, desde lo más profundo de mi alma surgió su nombre. Quilo Martínez. Y busqué su libro: mis manos fueron directamente hacia la estantería donde se encontraba, entre un montón de libros que hace años que ni siquiera he tocado. Lo encontré a la primera. Y hoy encontré en internet algunos rastros del hombre, del poeta, del maestro, del periodista Quilo Martínez.
1 comentario:
Coincido contigo en el reconocimiento que hacess de Quilo Martínez. Sé con certeza que ha hecho despertar más de una vocación literaria, que es y ha sido un profesor querido por sus alumnos. Un ejemplo digno para la profesión docente.
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