In vino veritas

Han ganado la batalla del tabaco, han conseguido empujarlo hacia los límites de lo permitido e incluso hasta las fronteras de las libertades individuales y aún no se dan por satisfechos. Ahora empieza el turno del alcohol. Ya lo anunció la ministra Salgado hace un tiempo. Y en Catalunya hay verdadero entusiasmo por el tema. Lo podemos leer hoy en El Periódico: los médicos piden que las bebidas alcohólicas lleven alertas sanitarias. Es el primer paso. Habrá más y llegarán más lejos.

Los talibanes de la salud empiezan con argumentos irreprochables: el consumidor tiene derecho a saber perfectamente los riesgos que conlleva cualquier producto. El siguiente paso es también irreprochable: todos tenemos derecho al espacio público y a ejercer en él nuestras libertades dentro de unas normas de convivencia. El tercero, tiempo después, es la prohibición generalizada. Siempre por nuestro bien, por supuesto.

No tardaremos en ver etiquetas alarmantes en las botellas de vino, cava, cerveza… No tardaremos tampoco mucho en empezar a perder algunas de nuestras pequeñas o grandes libertades individuales, porque éste es uno de los escenarios donde se desarrolla el combate: no sólo en el campo de batalla sanitario. Luego vendrán las grasas. Y más, mucho más. Acabaremos persiguiendo a quien no se cepille los dientes cada mañana. Parece ridículo, pero al tiempo. Esto sólo ha empezado. In vino veritas…

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